martes, 12 de abril de 2011

Japón equipara el accidente de Fukushima al de Chernóbil



Lo que todos se temían ya es oficial. El accidente en la central nuclear de Fukushima 1 es, como mínimo en estos momentos, tan malo como la catástrofe de Chernóbil, la planta atómica de Ucrania cuyo reactor estalló el 26 de abril de 1986 y propagó por el centro y norte de Europa una nube radiactiva cuyos tumores y malformaciones genéticas aún se siguen reproduciendo hoy.

La Agencia de Seguridad Industrial y Nuclear nipona elevó la categoría del siniestro del nivel 5, donde figuraba junto a las fugas de la central americana de Three Mile Island en 1979, al 7, el máximo y que hasta ahora estaba ocupado sólo por Chernóbil. Dicho nivel significa un “accidente mayor” con “amplias consecuencias”, mientras que el 5 se refiere a un “escape limitado” de radiactividad.

Uno de los responsables de la Comisión para la Seguridad Nuclear de Japón anunció en televisión esta mañana (madrugada, hora española) que las fugas radiactivas de Fukushima suponían un 10 por ciento del accidente de Chernóbil. “Hemos subido el nivel de seguridad a 7 porque el impacto de los escapes radiactivos se ha extendido al aire, las verduras, el agua del grifo y el océano”, explicó uno de los responsables de la Agencia de Seguridad Industrial y Nuclear, Minoru Oogoda.

Pero el primer ministro, Naoto Kan, intentó tranquilizar a la población asegurando que “la situación de los reactores nucleares en la planta de Fukushima se está estabilizando paso a paso y la cantidad de fugas radiactivas está disminuyendo, aunque no podemos bajar la guardia”.
Diez veces más grave que antes

A tenor de la escala internacional de accidentes atómicos, la actualización del siniestro de Fukushima significa que ahora es diez veces más grave que antes por el aumento de la radiactividad incontrolada que está escapando de la central. Según la agencia de noticias Kyodo, la planta llegó a liberar hasta 10.000 terabecquerelios por hora después del tsunami del 11 de marzo, cuyas olas gigantes inundaron sus reactores y dañaron el sistema eléctrico de refrigeración y los generadores auxiliares de gasóleo.

Desde entonces, los núcleos se han calentado peligrosamente hasta fundirse parcialmente, provocar explosiones que han destrozado las torres donde se ubican y liberar a la atmósfera gran cantidad de yodo radiactivo y cesio que ya ha contaminado la leche y una docena de verduras de zonas cercanas y hasta el agua del grifo de Tokio, a 250 kilómetros de distancia.

Para enfriar los núcleos e impedir más fugas, los bomberos y equipos de emergencia están regando con sus mangueras y cañones autobomba la planta. Pero las toneladas de agua que lanzan se contaminan por las grietas en dos reactores y se han acumulado en los sótanos y galerías subterráneas del complejo. Como ya hay 60 millones de litros de agua altamente radiactiva, la empresa eléctrica que gestiona la planta, Tepco, se ha visto obligada a verter al mar 11,5 millones de litros de agua también radiactiva, pero a un nivel inferior, que almacenaba en sus depósitos para vaciarlos y dejarlos libres.
China y Corea del Sur, enfurecidos

Este vertido ha enfurecido a los países vecinos, como China y Corea del Sur, y ha sembrado el miedo en Japón el “sushi” atómico, una auténtica desgracia para su potente industria pesquera y una maldición para el pescado nipón, el plato estrella de su deliciosa gastronomía. Tras haber perdido muchos de ellos sus barcos por el tsunami, los pescadores de las zonas cercanas a la planta, en las prefecturas de Fukushima, Miyagi, Iwate, Ibaraki y Chiba ya otean la ruina en el horizonte, al igual que los agricultores cuyos productos han sido prohibidos por superar los niveles de radiactividad permitidos.

Pero el mayor problema es para las 130.000 personas que aún viven en un radio de entre 20 y 30 kilómetros alrededor de la central nuclear, a quienes se les ha recomendado encerrarse en sus casas al hallarse bajo la nube radiactiva. Tras hacer oídos sordos al OIEA durante un mes, el Gobierno nipón ampliará la zona de evacuación más allá de los 20 kilómetros ya desalojados. Pero no lo hará de forma general, sino en poblaciones concretas cuyos niveles de radiactividad acumulada exceden los límites por una exposición prolongada.

Según la Comisión Nuclear de Japón, se ha superado el tope anual de 1 “milisievert” en algunas zonas a 60 kilómetros al noroeste de la planta y en otras a 40 kilómetros al suroeste. Entre ellas figuran pueblos como Iitate, una población de 6.000 habitantes con los niveles más elevados de radiactividad, y la ciudad fantasma de Minamisoma, de donde se han marchado 50.000 de sus 70.000 vecinos. La radiación también es alta en la ciudad de Fukushima, capital de la prefectura.
fuente abc.es

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